abril 18, 2022 / Autor: ASSEMBLE®
La Gioconda de Da Vinci, la noche estrellada de Vincent Van Gogh o Guernica de Pablo Picasso, son obras de arte históricas. ¿Imaginas tener una de estás obras en la sala de tu casa? Sin duda, tendrías una reliquia valuada en millones y millones de pesos un bien fungible que protegerías en todo momento, pero ¿qué pasaría si estas obras hubieran sido elaboradas en el presente y estuvieran creadas en un formato digital? ¿De qué manera se comprobaría que tenemos la autentica obra de Da Vinci o Vincent Van Gogh?
El día de hoy, hablaremos sobre los NFT o mejor dicho: “Non- Fungible Token”; para poder entenderlo primero tenemos que conocer un concepto clave: bienes fungibles.
Actualmente existen bienes fungibles y bienes no fungibles. Los bienes fungibles son aquellos que pueden intercambiarse teniendo un valor de acuerdo a su número, medida o peso; por ejemplo, un billete de 100 pesos puede ser reemplazado por otro; un bitcoin puede ser cambiado por otro y obtendrás exactamente lo mismo en valor y liquidez.
Por otro lado, los bienes no fungibles, son aquellos que no son sustituibles; por ejemplo: una obra de arte. A diferencia de los bienes fungibles, una obra de arte no se consume al utilizarse y tampoco puede ser sustituida por otra obra; no habrá otra Gioconda de Leonardo Da Vinci, otro penacho de Moctezuma u otra noche estrellada de Vincent Van Gogh.
Los NFT, o “Non- Fungible Token”, son precisamente esto, bienes no fungibles que tienen un certificado de autenticidad; este certificado comparte características similares a las de las criptomonedas ya que se utiliza blockchain, una tecnología que permite verificar afirmaciones como la propiedad o autenticidad de un activo; es decir, tienen un certificado digital de autenticidad, una serie de metadatos sin posibilidad de modificarse, los metadatos garantizan la autenticidad y hay un registro del valor de partida, adquisiciones o transacciones que se hayan hecho.
Un NFT podría ser una obra única, como Moon Dog de Rufino Tamayo, solo hay una y se encuentra en cierto lugar; si alguien quiere tener esa obra en su casa, tendría que comprarla, pero si decide mejor hacer una copia, ya no estaríamos hablando de autenticidad, que es lo que dota de valor a la obra. Lo mismo está sucediendo en el mundo digital; un NFT no puede ser copiado o falsificado por nadie, incluso ni por el autor o dueño. En caso de que se haga un movimiento en la propiedad del NFT se quedará grabado en un sistema público centralizado; es decir, esta información estará al alcance de cualquier persona que quiera acceder sin necesidad de consultar con el dueño/autor.
Si compras contenido con NFT, en todo momento estará la información del primer valor que tenía, por cuanto lo has comprado; quedan registrados los movimientos. Puedes vender tu NFT o prestarlo, ponerlo como garantía o incluso recibir regalías, dependiendo de los acuerdos que estén establecidos al momento de su adquisición.
Los NFT se ven reflejados en elementos tangibles e intangibles como por ejemplo:
Avatares virtuales– La colección CryptoPunks (OG) misma que tuvo auge con su Digital avatar With Mohawk vendido en 150, 000 dólares.
Arte– Como la obra Everydays: The First 5000 Days del artista digital Mike Winkelhann, subastada por 69,3 millones de dólares.
Calzado de diseñador– Como la colección Broken Shoe de Space Runners, estimada en 1,000 dólares
Música– La banda de Rock Kings of Leon fue la primera banda en lanzar un álbum formato NFT donde se entregaron “boletos dorados” para que las personas entraran a sus conciertos de por vida.
Esta tecnología ha llegado como una nueva alternativa de compra/venta en distintos sectores, principalmente en el artístico, ya que con esta alternativa de certificación se elimina la burocracia y aumenta la transparencia; los creadores de obras pueden monetizar su trabajo sin depender de terceros, ya que pueden venderlo directamente al consumidor como un NFT.
Hay quienes comienzan a invertir en NFT con la ideología de que en el futuro, el valor de su adquisición pueda aumentar y a la larga, poder venderlo; el valor de un NFT puede variar, ya que se basa completamente en lo que la otra persona está dispuesta a pagar por ella.
Un NFT puede revenderse a un mayor costo, pero también a uno menor de lo que se pagó por él, o en el peor de los escenarios, tal vez no logres venderlo.
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