octubre 22, 2021 / Autor: ASSEMBLE®
La agilidad es una habilidad valorada por las organizaciones.“Quiero tener procesos más ágiles”, “quiero obtener resultados de manera ágil” y “necesitamos agilidad” son algunas de las frases que podemos llegar a encontrarnos. Es cierto que la agilidad debe estar presente dentro de una organización y que existen herramientas que pueden ayudarte a lograrlo, sin embargo, no se trata únicamente de herramientas que te ayuden a agilizar, también se trata de ser ágiles.
Una organización con una cultura y pensamiento ágil actúa de manera inmediata y mejora su desempeño cuando hay muchos cambios. Además, cuenta con equipos de aprendizajes rápidos y ciclos de decisión inteligentes. Para crear una organización así se debe transformar la mentalidad corporativa.
La mentalidad organizacional está conformada por las creencias y pensamientos que hay entre los colaboradores, la forma en que canalizan los problemas, la toma de decisiones y sus formas de trabajo. Para que pueda tener rapidez, es importante comenzar a trabajar sobre ello:
Podemos tener estrategias establecidas y objetivos muy claros, sin embargo debemos considerar que el entorno es cambiante y debemos estar listos para modificar el plan; la respuesta inmediata a los problemas o dificultades que puedan llegar a presentarse es una manera de cumplir con el propósito de la organización.
Imagina que dentro de la organización se presenta un problema con algún cliente o proveedor y no podemos darle respuesta porque no está dentro del manual y dejamos que la situación crezca; pueden sentirse desprotegidos e ignorados. La situación cambia cuando decidimos salir del manual y buscamos la manera de resolver el problema, aunque no esté escrito. Comenzar a implementar pensamiento ágil.
Cuando convocamos a una reunión, generalmente participa solamente un porcentaje del total de los presentes. La falta de participación origina una desconexión y daña la comunicación dentro de la organización; el conocimiento colectivo se pierde, y con ello, posibles ideas factibles para solucionar un problema.
Es importante generar confianza entre los colaboradores; una reunión no tiene porque desenvolverse en un ambiente tenso, podemos comenzar con una pregunta cotidiana antes de dar inicio al problema con la finalidad de una conversación y una participación sin temores.
Cada uno de los colaboradores tiene distintas habilidades, gustos y creatividad; las diferencias no deben de estar ocultas ni deben ser vistas como algo negativo sino todo lo contrario; puede ser que entre esas diferencias encontremos ideas brillantes que nos ayuden a resolver conflictos y alcanzar metas.
Las organizaciones que permiten a sus colaboradores explorar y desarrollar sus ideas, en lugar de reprimirlas, tendrán mucho mayor agilidad y no se dependerá exclusivamente de las ideas de otras personas.
Existen juntas que no tienen ningún propósito; las reuniones improductivas lleva a una pérdida de tiempo que afecta a la productividad y a la agilidad. Es necesario reunirse únicamente cuando se necesita; las juntas pueden surgir de manera imprevista por algún problema que llegue a presentarse, pero también pueden cancelarse cuando no hay un tema específico que abordar.
¡Ahora ya lo sabes! Adquirir la agilidad requiere de una transformación de pensamientos y procesos, además de la ayuda de sistemas que te proporcionen las herramientas que necesitas para poder accionar y decidir de manera rápida y efectiva.
Compartir artículo